UN DÍA MENOS
Desde que el coronavirus ha llegado a nuestras vidas y con él el confinamiento, leo y oigo bastante esta frase: ‘ya queda un día menos’.
Pero un buen día leí un whatsApp de alguien, para mí más que importante a la que quiero muchísimo, y tuve un momento flash, de repente esa frase tan inocente creó en mí una revelación.
Desde pequeños oímos esa frase, forma parte de nuestro lenguaje cotidiano, un día menos para las vacaciones de verano, un día menos para ir al circo, un día menos para el fin de semana, etc.
Pero a medida que nos hacemos más grandecitos, y empezamos (digo empezamos) a saber de qué va un poco la vida (y sí, también digo un poco). Esto de ‘un día menos’ que sigue sonando a mí me da que pensar. Porque queda un día menos para que se acabe el confinamiento, seguramente, y así lo espero, que sea bien pronto, pero lamentablemente también queda un día menos de nuestras vidas, de las de todos y cada uno de nosotros.
Cuando hablé sobre esto con esa persona, para mí más que importante, que había escrito la frase y yo reaccioné, me llamó TRÁGICA. Me considero muchas cosas pero ¿Trágica?, de eso nada, nunca más lejos de la realidad, más bien al contrario, ¡VITALISTA!
A ver, cuando entiendes un poquito de qué va la vida (volvemos al diminutivo pues quien entienda la vida es que es superdotado, como poco), sabes que todo lo que empieza acaba. Y evidentemente vivirla con ese desespero no sería sano para nadie, contando los días en el calendario, o creyendo ni siquiera que sabes el día de tu fin (mágica y afortunadamente eso no lo sabe nadie). ¡No!, no me refiero a eso, si no al regalo que es un día más. Ya está ya lo he dicho, cada día que nos levantamos, tenemos un día más por delante para vivirlo.
¡UN DÍA MÁS, UNA OPORTUNIDAD MÁS!
Para rehacer algo que no hicimos demasiado bien, para ser más justos, para reír más, para ser más honestos, para disfrutar más, para besar más, para para para… ¡UN DÍA MÁS!
Aprovecharlo, o no, está en nuestras manos. No estamos obligados a nada, lamentablemente. Pero la vida nos da la oportunidad de resarcirnos un día más.
A ver, quizá pienses que estoy algo sonada, pues en las circunstancias en las que nos encontramos no es para tirar cohetes, y sin embargo creo que ahora sería el mejor momento para hacerlo y no en San Juan, ¿por qué no?. Plantéatelo al revés de cómo nos lo venden, porque al final todo nos lo venden, o al menos lo intentan… Y claro, según la moral y la ética establecida (ahora no recuerdo muy bien quién creó esa moral y esa ética, o quizá es que no lo sé ni yo ni nadie…) en tiempos difíciles cuanto menos tenemos que reír, pues sería una falta de respeto hacia los demás. O si en lugar de sumergirte en una vorágine de noticias catastrofistas prefieres estar en la superficie obviándolas todas, pues resultas ser una persona más que ignorante. Si no le explicas al mundo, a través de las redes sociales, lo súper agobiada que estás por la situación, y que necesitas salir a la calle de forma inmediata, es que estás ‘más pallá que pacá’ o directamente no existes.
En fin, yo escojo cada día tener un día más y me he autoimpuesto disfrutarlo. NO ES FÁCIL, lo sé. Al contrario seguramente sea un reto más que difícil, y si me lee un psico algo, seguramente pensará que estoy más que loca por ponerme un reto que me puede llevar a la frustración más absoluta si no lo consigo. O quizá otro piense que me autoengaño hasta límites infinitos pues nadie puede disfrutar tanto. Y no es que yo disfrute tanto, qué va, seamos realistas al hablar o escribir, por favor, pero sea como fuere querido lector, ¿sabes qué? que lo intento, y que me invento mis truquillos.
Mira todos conectamos con cosas, pondré ejemplos del todo clarificadores: ver un partido de fútbol de tu equipo preferido, tomar algo con tus amigos, escuchar música, leer, pintar, o simplemente tumbarte en el sofá y ver la peli de turno, lo que sea…
Pues eso estoy haciendo yo. Me hago unas carrerillas por casa cuando la cosa se pone chunga, es decir en un nivel de estrés insoportable para mí, no quieras saber para los que me rodean… O me tumbo en el suelo que me mola soberanamente el contacto con la tierra, o también me da por poner la música a todo trapo, durante poco rato por eso de respetar al prójimo, en lo que sí que creo. A veces incluso echarme unos bailecitos al son de la música. O leer, y déjame que te subraye algo, leer lo que me apetezca, lo que me haga sentir bien, hasta me escuecen los ojos. Y con estas cositas, voy vaciando mi ser de malos rollos, y así dejo espacio para los buenos, esos que busco cada día.
Y el resumen de mi autoterapia sería: días de súper momentos, y días de algún momento, pero desde que practico el ‘un día más’, nunca me encuentro con un día vacío por completo de algo bueno.
Espero que tú también practiques el ‘un día más’ y te resulte útil o al menos un poquito. Disfrutemos** de este confinamiento, aprendamos cosas nuevas con esta nueva experiencia, dejemos de etiquetarla como mala, pongamos simplemente que es nueva, aprovechemos las oportunidades que toda situación tiene, y a vivir ‘un día más’.
**Por supuesto, animarte a disfrutar del confinamiento es una cosa, y no dedicar unas líneas a aclarar esto es otra muy diferente e inhumana… Soy consciente de las consecuencias nefastas que este dichoso virus está creando en nuestras vidas. Soy consciente de que muchos han perdido a seres queridos, y aprovecho para dar mi más sincero pésame: —lo siento de verdad. No soporto las frivolidades y mientras intento disfrutar, también agradezco lo que tengo y por supuesto pido respiro para los que sufren; religiones aparte.