Pensamiento
Sientes que te despeñas por un monte… Como la cabra montesa se resbala por la suave piedra corroída por el paso del tiempo, y el viento ha privado de su relieve innato.
No desistes en el intento de aferrarte a algo mientras nada impide tu inevitable caída; te centras en el hecho lógico de que hallarás un salvavidas que impida tu inexorable muerte.
Pero a veces es mejor caer y sus consecuencias, que aferrarte a algo que ya conoces y anuncias doloroso; como esa rama que viste al pasar, mientras descendías al abismo, llena de espinas que hubieran arañado tu piel, y transferido su letal veneno.
Prueba a dejar atrás todo lo que te impide volar, atravesar las nubes, sentir los primeros rayos de sol en tus alas etéreas e intangibles.
No te agarres a ese clavo incandescente que aún conserva en la forja aquel que incansable golpea sueños rotos.
Despega tus alas, y siente el fresco que el viento empapa tu cara, con dulces gotas de rocío de la mañana.
Y entonces… igual, y solo igual, la caída resulta renovadora. Igual y solo igual, es el inicio de un nuevo camino donde podrás ser tú mismo, conocerte y amarte, y por un momento, solo uno: SER FELIZ.