LA IMPORTANCIA DE LAS PALABRAS
Sí, realmente importan y mucho.
No es lo mismo decir pera que manzana, ambas son frutas pero no son de la misma forma, ni tamaño, ni color, ni sabor. Pues lo mismo pasa con las palabras.
Seguro que a ti también te ha pasado que después de que alguien te diga lo más grande de la peor de las maneras, y tú le digas que se ha pasado, te responda: —Perdona no quería decir eso. —Pues si no querías decir eso no lo digas, ¿no? Hay que ser muy egoísta (por no decir una palabra mal sonante) para hablar sin pensar en los demás.
Yo he sido la espontaneidad personificada y, si a eso le sumas mi sinceridad casi compulsiva, el resultado de esta suma era escandaloso, y en plena adolescencia, pues… Por suerte, nunca me he considerado una persona chunga, no he disfrutado nunca de hacer daño gratuitamente, al contrario, si he hecho alguna vez daño, me he sentido muy pero que muy mal, y eso fue lo que libró a más de una persona de sentir el dolor de mis palabras. Afortunadamente, las personas tenemos la opción de evolucionar, y yo cuando fui creciendo la escogí. Me encanta aprender, me encanta crecer, y evolucionar. De ahí, que decidiera reformular mi expresión oral. A base de equivocarme he ido aprendiendo que las palabras sí importan y el cómo se dicen también. Poco a poco empecé con un trabajo interno que era: pensar antes de hablar. Ya lo sé… es tan básico que igual hasta te he sacado una risilla burlona… pero es así, simplemente basé mi experimento en el sentido común. Pero algo tan fácil a veces resulta muy difícil, o por lo menos en mi caso. Cuando decidí reformularme, empecé pensando dos segundos antes de hablar, porque te voy a confesar un secreto: la teoría del contar hasta diez a mí no me funciona. Y es que hay un par de temas (son algunos más) que me indignan… y cuando siento indignación si cuento hasta diez, más vale que salgas de escena pues a medida que voy contando mi monstruo interior va subiendo… Y siguiendo con la cuenta, después de mucha práctica, entendí que lo que para unos funciona no lo hace para otros, y ahí estaba yo, escogiendo un número que sí me funcionara, y como resultado fue el dos. Después apliqué la técnica del silencio. IN-CRE-Í-BLE, pues para mí hablar es como respirar, sin embargo también llegué a entender que Manolo García tenía razón cuando cantaba: ‘Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir’, ¡cuánta razón Manolo, cuánta!
Eso sí, sin llegar a ser otra persona, porque cada cual es cada quien. Es incluso hasta sofisticado ser una persona discreta y observadora que en una conversación se mantiene prudente y educada. Yo no soy así, ni sofisticada ni leches, soy lo que soy, y hablo porque la naturaleza me proveyó de cuerdas vocales para usarlas, PERO cuidando mis palabras, eso sí.
Volviendo al tema de las palabras elegidas para no dañar, me atrevería a afirmar incluso, que las palabras son igual de hirientes y violentas que una agresión física, y si no que se lo digan a los adolescentes de este vídeo, tan conmovedor:
Como se ve en el vídeo, la importancia de las palabras mueve emociones, y las palabras positivas nos alegran y animan, y las palabras negativas nos machacan e incluso pueden hundirnos.
En resumen: Las palabras tienen poder
El filósofo Luis Castellanos bajo el lema ‘Cuida tus palabras y ellas cuidarán de ti’, nos explica la importancia de las palabras habitadas, y cito textualmente: —Las palabras habitadas nos ayudan a encontrar amistad excepcional con el mundo. Una amistad valiente, invulnerable e invencible con la vida.
Todo y que el vídeo son más de treinta minutos, he decidido compartirlo por si te apetece verlo, no tiene desperdicio.
A mí me encanta hablar, eso ya lo he dicho, y me encanta hacerlo incluso chapurreando otros idiomas, me gusta reír y compartir conversaciones donde todas las personas pueden expresar su opinión libremente, me encanta escuchar casi tanto como hablar. Pero cuando hablo en serio, reconozco que procuro ser muy ordenada en mi discurso y poner la palabra correcta donde toca. A veces, por el motivo que sea, no encontramos la palabra adecuada, pero para eso están los sinónimos. Aludiendo de nuevo a Luis Castellanos, en el vídeo habla de hacer árboles con palabras, como los árboles genealógicos de las personas. Lamentablemente, no explica cómo se hacen esos árboles, sin embargo me pareció tan curioso cuando lo oí, que decidí improvisar uno. Escogí una de las palabras que más me gustan porque creo que es capaz de mover el mundo hacia la dirección adecuada: AMOR, y este fue el resultado:
Y después de este rollo… en el que te he contado la importancia de las palabras, en cuanto al poder que tienen, y su habitabilidad, según Castellanos, voy a incluir brevemente un tercer punto: la importancia de las palabras para la detección de emociones. ¿Te ha pasado alguna vez que no sabes explicar con palabras cómo te sientes? A mí infinidad de ellas. Y es que la inteligencia emocional fue descrita por primera vez en 1995 por el psicólogo Daniel Goleman en su libro ‘Emotional Intelligence’. Me atrevería a afirmar que aunque han pasado algunos añitos, todavía es algo que está por descubrir, o como mínimo por trabajar. En la mayoría de colegios no existe una asignatura donde se trabaje la inteligencia emocional, o en los institutos con nuestros adolescentes, o incluso en las universidades, al fin y al cabo creo que no hay edad para este tema.
Y es que no se puede saber qué se siente si no sabemos ponerle nombre…